sábado, 18 de septiembre de 2010

100918 Subida a las Tetas de Viana

18/09/10 Subida a las Tetas de Viana que "muchos las ven y pocos las maman".


         Es, esta, una ruta circular de fácil acometida, y que podemos hacer en una mañana o en un paseo por la tarde.
          
         Nosotros la hizimos como parte de un Itinerario, que realizamos por tierras de Guadalajara y parte de Cuenca, que ya  describiremos en otro apartado, y que decidimos pasearla para recordar viejos tiempos.
Cascada en Trillo
          Llegamos a la pedanía de Viana de Mondejar perteneciente al municipio de Trillo, (por cierto, aprovecho para enviar un besazo a mis tíos y primos) donde tuve la fortuna de pasar inolvidables vacaciones de verano cuando era un niño. ¡Que buenos tiempos y que lejanos!
          Tenía ganas de repetirla, ya que en aquella época de lejana juventud... ¡Que narices! No tan lejana. 
            Perdón, es que siempre estamos con lo mismo. Como decía; pude hacer esta ruta gracias a la guapa prima de mis primos (ya sabéis... prima por parte de la otra parte de mi tío, que es tío por ser marido de mi tía, etc... ¡ Vamos!.... eso... la prima de mis primos), mi estimada Maribel, que ya a mis 14 años, pensaba que era una chica guapisima y me enamoraría de ella cuando fuera mayor (no se si lo llegaré a ser alguna vez). Pero confieso que no tenía muchas esperanzas de que ella hiciera lo mismo, ya que por entonces tenía novio (José Luis) que a la postre se convirtió en su marido. ¡En fin! Cosas de niños.
         
    
Pórtico de la iglesia de Viana de Mondejar
  Ya me estoy enrollando, así que, ¡hala! a la ruta. 
Arco en Viana de Mondejar
          Dejamos el coche en una suerte de aparcamiento en la parte baja del pueblo, no sin antes haberlo recorrido cuesta arriba hacia la plaza del pueblo, en busca de un bar para tomar café, con el miedo de siempre de  ¿habrá sitio para dar la vuelta ahí arriba?. No sería la primera vez que nos planteamos esta cuestión tan existencial de ¿y ahora... que...? Por habernos metido, con el coche,  donde no nos llaman
           


     ...Y queríamos un café porque acabábamos de comer en Buendía, y entre la comida y el coche, había que espabilarse.
          Preguntamos a unos amables señores, y no digo lugareños porque desconocemos si son de allí (nos los volveríamos a cruzar arriba, en la montaña), y nos indicaron que de haber un bar abierto, sería el único que hay en el pueblo, que ademas se encuentra arriba en la plaza, y que según su opinión, solo abría en verano.
          Como un café es un café, y hemos venido a andar, decidimos arriesgarnos y subir, pero para descubrir que estaban en lo cierto. ¡Cerrado!. Nos quedamos sin café... y sin leche. ¡Mala leche! (por lo de la mala suerte, no porque buscáramos leche caducada... Era para los niños).
          A titulo informativo, os os confesamos que no pudimos encontrar un pueblo con bar abierto durante el resto del viaje, hasta ya bien entrada la noche, pero ya no queríamos café. Bien pensado, casi no encontramos ni pueblos.
          
          Otra vez me voy por los cerros de Ubeda. Debe ser deformación de senderista.
         
          Salimos de la misma plaza donde aparcamos el vehículo (Cordenadas: N 40º39'1,82" // W 2º33'43.10"), desde el que parte un carril que, además, forma parte del camino de Santiago, y si no me he informado mal, (lo he leído en el propio cartel) se denomina "Ruta de la Lana".
          
           Tenemos, en este punto,  unos paneles informativos, que nos cuentan, tanto la historia como la configuración de estas singulares montañas.
          Nuestro objetivo se centra en la ascensión a la "Teta Redonda" (la otra es la "Teta Alargada"), y nos disponemos a llevarle la contraria al dicho de "Las tetas de Viana, que muchos las ven y pocos las maman".


     Así que comenzamos el camino, por un ancho carril, donde nos encontramos unos merenderos, y unas pistas de petanca, deporte (¿porque es deporte?.. ¿O no...?) al que mis hijos y mi sobrino Diegui, que nos acompaña, se han aficionado, Ya las aprovecharemos en otra ocasión.
          
       
     Por cierto, os recomiendo que juguéis a la petanca con vuestros hijos. Resulta super divertido, sobre todo cuando juegan a pegarle a tu bola.
          


  En seguida, una marca separa definitivamente nuestro destino de la "ruta de la lana", pero como durante unos 100 m. hemos recorrido el "Camino de Santiago", nos hacemos una foto para recordar tan memorable instante. No creemos que cotice en el saldo de peregrino, pero durante un instante lo fuimos.
          


     A partir de aquí, comenzamos la ascensión y este tramo inicial es el peor de toda la ruta.






          Este terreno debe ser el torrente natural de desagüe de las montañas en época de lluvia o tormenta, por lo que el camino es, prácticamente  un aluvión de piedra suelta y grietas que dificulta el paso  y ralentiza la marcha.   


          Como siempre se debe hacer en estos casos, adoptamos un ritmo de subida (cada uno el suyo), que nos fue llevando a la primera parada, en una pequeña pradera donde se puede acceder por un camino que parte del pueblo y aunque da un ligero rodeo, es mas accesible que el que nosotros traemos. 
     


Despreciamos la comodidad... ¿o no?
     Pero nosotros despreciamos la comodidad. Todo buen senderista que se precie ha de buscar la aventura. (Es evidente que este comentario es producto de la impotencia sufrida al descubrir el camino fácil, cuando ya de nada nos vale. Creo que Esopo tenía una fabula para esta sensación).


          No recuerdo que tuviéramos mucha conversación durante este tramo de la ruta. A estas horas, el cielo se despejo y el sol se cebó con nosotros hasta el final de la subida, lo que unido a que llevábamos la tripa llena, nos costaba fomentar las relaciones interpersonales a base de establecer una comunicación fluida y distendida.


          Encontramos un trozo de camino empedrado para el que buena faena tuvieron que emplear en construir y que nos facilito algo la ascensión.


           
        Detrás de esta sombra, donde nos paramos a descansar según os comentaba antes, está la zona de aparcamiento donde nos encontramos 2 vehículos 4x4 pertenecientes a los señores que nos informaron sobre el bar del pueblo, y que nos cruzaríamos arriba, en lo alto de la Teta. Calculamos, por tanto, que ellos deben realizar esta subida como paseo, que va genial para bajar la comida.
          Y pensar que nosotros la realizábamos como cosa extraordinaria. Me imagino a la gente del pueblo mirándonos como a turistas desubicados y diciendo; ¡Mira, tú! Otros que 'san perdio'.
           ¡Sigamos!
           Comenzamos de nuevo la subida pero ya por un carril en perfecto estado, y por el que deben circular vehículos habitualmente, que nos llevaría hasta el vano entre Tetas, o canalillo para que nos entendamos mejor.
        Mi querido Marco, como tiene tendencia a desaguarse, en lugar de sudar, adopto este look, que, a lo tonto, a lo tonto..., le favorece.


         
         Desde aquí la vista de Viana de Mondejar es espectacular. Sobre todo si te planteas que razones llevarían a sus antiguos fundadores a establecerse en este asentamiento tan aislado.
  
         En un momento del camino, a los primeros andarines, les sorprendieron unos ruidos y bufidos que pensamos pudieran haber sido jabalíes, lo que nos hizo parar un momento para investigar el suceso. ¡Ya sabéis!. La curiosidad que como siempre acaba matando al gato, pero que en este caso, fuera lo que fuera, ¡desapareció!
        Seguimos hacia arriba que aún queda un buen trecho, y es lo malo del senderismo, que las mejores vistas suelen estar en lo alto como los santos de los pueblos, que cuanto mas alto, mas lejos y mas difíciles los ponen, mas devotos tienen.
Impresiona acercarse a los murallones de roca
       A lo que vamos, que como esto es cuestión de "el que algo quiere, algo le cuesta", o "Sarna con gusto no pica" o no se cuantos refranes mas, que me viene a la mente y que se resumen en tira para arriba si quieres la recompensa, yo tengo que hacer lo mismo que me dejan atrás con tanta fotito.
            
          
        ...Y es que el calor hace mella y no llevo buen ritmo, menos mal que mi Alex del alma mostró compasión por mi y fingió estar cansado y que tenía flato, y no se cuantas cosas mas.


          Lo cierto es que estaba enfadado, y en cuanto se le pasó, salió corriendo con su hermano y su primo. ¡Juventud. Divino tesoro!.
          Damos el último tirón, ya que si las vistas son buenas qui, arriba deben ser de órdago.






      Viana de Mondejar se sigue haciendo pequeñito, pequeñito.






        Por fin un descanso. Llegamos a un llano, en el vano entre las dos Tetas, al que podríamos denominar "el canalillo" de estas montañas. 
         
        Por cierto, ...y sin animo de polemizar..¿No os parece que ente paisaje sobra algo?
          Pero sigamos con la excursión. Hagamos las presentaciones:
La "Teta Alargada" a la derecha
La "Teta Redonda" a la izquierda
         ...Y hacia esta nos dirigimos como podéis observar.






          


            




      Tenemos que rodear el murallón de roca, y en un tramo, practicar algo de "Escalada".




       Ahora si que nos presentamos en el último tramo, pero una extraña sensación a modo de escalofrío nos recorrió la espalda. Daba la sensación de que aquí había algo artificial. Como si no hubiera sido la madre naturaleza la encargada de facilitar el ascenso del último escollo que debíamos salvar. Nos miramos atónitos, y durante unos instantes de tensión en las que el mundo pareció continuar como si nada... comenzamos a subir la escalera...

Arriba, lo prometido. Una sucesión de horizontes.




Insisto. ¿No os parece que sobra algo?

La foto de coronación. ¡Que no falte! 
Y el merecido homenaje a los mas peques, que como siempre nos sorprenden con su energía.

¡Hala para abajo!. Que se hace tarde


   Y por el mismo camino que hemos traído, hasta el camino.






   Ultima foto, y a continuar en coche que aún nos quedaba la visita al mirador de Zahorejas. Desgraciadamente tuvimos que aplazarla por cuestión de tiempo, y de combustible.
        No os preocupéis, nos volveremos a ver por la zona.
        Besos