07/04/2012 Jarandilla y sus tres
puentes sobre la
garganta Jaranda
El senderismo
no solo ha de ser un ejercicio donde tengamos que sufrir los desvaríos y
sobreesfuerzos impostados por los iluminados que, como yo, organizamos las rutas.
Siempre
tratamos de que sean vistosa y sorprendentes, y para ello buscamos lugares
ocultos, pensando erróneamente que estos se encuentran en lugares inhóspitos
donde solo se puede acceder sufriendo interminables cuestas, arriesgando en
canchales, o atravesando zarzales.
...Pero no es
así. Muchas veces, al lado mismo de nuestros entornos mas frecuentados, hay un
simple paseo, o un camino que nos pasa desapercibido, y que puede llegar a
encandilarnos el día que decidimos que, ya que estamos por aquí, a ver que
hay...
Y generalmente
si que hay, y bastante.
Este es el
caso de la ruta que emprendemos hoy. Llevamos viniendo mas de 25 años a
Jarandilla y un día se nos ocurre preguntar en la oficina de turismo si hay
alguna ruta en Jarandilla que no hayamos hecho...
Antes de
seguir, un inciso para futuros visitantes, y que no se si me agradecerá el
personal de la O.T. o por el contrario se acordara de mis difuntos antepasados
confinados bajo cristiana sepultura. Apuntad; Acercaos a la nueva oficina de
turismo, situada al pie del parador, una caseta prefabricada de madera donde
encontrareis a un tipo peculiar especialmente atento.
Si llegas y
eres el primero, entonces ¡Genial!. Te explica todo al detalle, te lo dibuja,
te lo señala, y no te acompaña, porque no puede dejar la caseta vacía.
...Pero amigo,
si tienes que esperar cola, te desesperas porque lo mismo hace con todo el
mundo.
Personalmente,
lo agradezco, y le felicito por su labor porque gracias a el, hoy os puedo
decir que, aunque mas que ruta es un largo paseo, nos descubrió este paisaje
que hoy os enseño, y que creo que realizaremos asiduamente.
En este relato
no tengo la intención de extenderme mucho, ya que tuvo un aire un poco
melancólico o mas bien nostálgico, y con ese espíritu me quiero quedar.
La ruta
completa, marcando el Parador como punto de
partida y final de la misma, tiene una longitud de unos 19,5 Km, y calculad que a
un paso medio podréis hacerla en unas 5,30H horas, paradas incluidas. Nosotros,
con los nanos, necesitamos una hora más, pero no hay problema.
Aunque esta
diseñada para hacerla de un tirón, nosotros aprovechamos que tenemos casa de la
familia cerca, para acercarnos a comer a media ruta y continuarla después.
Comenzamos
solo los 4 y, ya puestos, en lugar de tomar la carretera EX-203
que recorre toda la Vera (luego la pisaremos. No hay mas remedio), atravesamos el
magnifico parque de Jarandilla.
El día apunta
a que lloverá y nos pueda pasar factura la osadía, así que comenzamos con los
dedos cruzados, y sin liarnos la manta a la cabeza que pesa y como se moje, entre
el peso y la peste, habría que desistir...(las mantas siempre huelen fatal cuando se mojan)
Si
os acercáis a este bonito pueblo en verano, teneis que venir al parque. Sobre
todo por las mañanas con los niños y por
las tardes a relajaros, ya que se esta fresquito y es un buen lugar de
encuentro... para familias, ¡eso si!.
Tras
atravesar el parque, bajamos hasta la carretera de antes, la EX-203, y nos
encaminamos hacia la derecha, dirección Aldeanuela de la Vera, por la acera del
paseo que lleva hasta la garganta, y que metros mas allá se ha quedado sin
presupuesto.
Las
malas lenguas dicen que las diferencia políticas frenan o retoman proyectos
según el color del que gobierna, pero hoy en día da igual. No hay ‘pasta’ para
nadie.
Cruzamos con
cuidado la gasolinera, y la casa cuartel también...
...La cruzamos me refiero...
La
casa cuartel...
¡Vamos!, que para cruzarla
no hace falta ir con cuidado, a no ser que estés buscado por las fuerzas del
orden, o estén regando.
A
unos 500 m.
tenemos este desvío a la derecha.
No
es necesario cogerlo, pero es mas seguro que ir por la carretera ya que no hay
ni acera ni protección alguna. Desviandonos por aquí bordeamos el peligro.
Tras
andar unos 300 m.
volvemos a caminar paralelos a la carretera por la acera del paseo que estamos
recorriendo.
Poco
mas adelante, un nuevo desvío (a la derecha) nos aparta ya de la carretera y nos adentra en la
ruta hacía le bosque que es donde mas a gusto nos encontramos.
Aquí,
un nuevo desvío que tomar, a la derecha.
Todo
este tramo, y hasta pasado el puente de Palos, la ruta coincide con la ruta
imperial de Carlos V, por lo que veréis algún cartel con las indicaciones.
Ultimo
desvío por el que abandonamos la pista cementada, y que nos adentra en el
bosque que camina paralelo al camping de Jarandilla.
Lo de las
lluvias tardías, traen estas estampas mas invernales que de primavera.
Y
con esta luz ,que le da un aire mas bucólico y apacible, nos recreamos en él,
que tampoco hay prisa.
Cruzamos el primero de los puentes de esta ruta y, como podéis comprobar, hay varias señales de las diversas rutas que coinciden en este tramo.
...Y en este otro punto, nos separamos de la ruta de Carlos V, que gira a la derecha, mientras nosotros nos encaminamos hacia la izquierda.
Tal
y como nos temíamos, nos comenzó a llover aunque de manera suave. Por la noche
había nevado en la sierra, lo que nos dejaba ver una estampa desconocida, hasta
ahora, en lo que va de año.
…Y lo bueno de caminar en familia y sin prisas es que disfrutas mas el momento.
…Y lo bueno de caminar en familia y sin prisas es que disfrutas mas el momento.
Esta foto es de Marco.
Nos
desviamos hacia la izquierda, y tenemos que cruzar la carretera.
¡Mucho ojo!
Tanto a la izquierda como a la derecha, no hay mucha visibilidad, y es un tramo
rápido, por lo que cualquier precaución es poca, sobre todo con los nanos.
Nueva vista de Jarandilla y del parador.
Lastima de
cables, porque la imagen de la sierra bien merece la pena traerla aqui.
Aquí
encontrareis una zona recreativa, con una reproducción del puente (en primer
plano).
En
verano, esta zona se convierte en una piscina natural muy visitada, a veces en
exceso, y también encontrareis el restaurante de ‘La Abuela Polina’ que no me
da un duro por la promoción (cortesía de cliente agradecido), pero donde hemos
comido muy bien alguna vez, y tiene una terraza genial para después del baño.
Para continuar
la marcha, debéis seguir hacia abajo, de frente según la foto.
Mucho cuidado
porque hay bastante tráfico entre las parcelas y casas de esta zona.
La
tarde ha cambiado totalmente de luz en comparación con la mañana, lo que le da
mas vistosidad al paisaje
El
asfalto se ha transformado en tierra, el trafico prácticamente desaparece, y os
dejo unas pocas fotos, que os confirmaran que merece la pena pasear por aquí.
Llegamos a este paso canadiense (dispuesto para evitar que el ganado salga de su zona de confinamiento), y giramos a la izquierda.
Veréis dos caminos, según giráis a la izquierda. Volvéis a coger el de la izquierda que es cuesta abajo.
El
camino se transforma en una calzada
romana, o al menos reconstruida en época posterior. No tengo datos reales sobre
su origen, pero si que he encontrado alguna referencia a una antigua calzada rehabilitada
por los monjes de Yuste para acceder a sus fincas, y es muy probable que sea
esta.
Se nos muestra el tercer puente o
‘puente Jaranda’.
¡Cuidado al transitarlo! No tiene
protecciones laterales, y la caída ronda los 20 m.
Tiene un
escudo del PCPN, y para alivio de mi sobrino Enrique, le diré que al final descubrí
que pertenece al servicio forestal denominado Pesca Continental, Caza y Parques
Naturales, adscrito al ministerio de agricultura y que entre sus atribuciones tiene
las de regular la caza y la pesca, haciendo respetar la ley vigente.
La tarde va cayendo.
El camino de vuelta es el mismo hasta el puente Parral.
Y algún que otro espectador nos saluda al paso
En este punto de la ruta, nos desviamos de la que traíamos para cruzar el puente y subir al pueblo por la carretera hacia la piscina municipal.
Nada mas cruzar el puente, giramos a la izquierda para emprender el regreso definitivo hacia el pueblo.
Cuidado que aunque parece una carretera
tranquila, tiene bastante transito para las fincas.
Desde donde nos despedimos, con la intención que os comentaba al principio de volver a recorrerla muchas mas veces.