Visita corta al museo del Tren en Madrid.
Situado en el
centro de Madrid, en el Paseo de las Delicias, 61
Si podéis, mejor
acercaos en transporte publico, porque en esta zona es prácticamente imposible aparcar
gratis.
Hay una campa
detrás del museo, pero como siempre que hay un sitio de estos en Madrid,
indefectiblemente nos encontramos con un
yonki-gorrilla indicándonos que hay un sitio libre en el mismo lugar donde tu
has visto un sitio libre, que por mucha propina que le des te sigue
proporcionando mas inquietud que sosiego dejar tu coche bajo su encomienda.
¡Allá cada cual! ... Pero yo me voy a la zona azul, que como el museo es
chiquitito, tardamos poco y vamos a salir comidos por servidos.
Voy a aprovechar
para hacer una soflama de protesta contra las exhortaciones que con ánimo
inculpatorio-acusativo recibimos constantemente desde el consorcio de
transportes para viajar en transporte público; Estoy de acuerdo que el coche
contamina, y si esa fuera la razón expuesta, me lo tomaría en serio, pero
viajar en transporte público en Madrid no es barato. De hecho, nada barato. En
cuanto somos mas de uno los que tenemos que trasladarnos a Madrid, sale mas
económico pagar gasolina y parking (aunque sea la propina al yonki-gorrilla),
que sacar billete de ida y vuelta de Fuenlabrada a Madrid, tanto en tren como
en metro, así que si valoráis mas la opción ecológica, venid en cercanías, si
os aprieta el bolsillo, y sois varios, echad cuentas.
Maqueta de la estación de Delicias |
Este museo no
es gratis, pero tampoco se nos hace excesivamente caro el importe de la entrada. Actualmente
los precios son 5,09 € la entrada general y 3,56 € la reducida, para
pensionistas, niños, etc.
Como os decía,
no es un museo muy grande, aunque si te gustan los trenes disfrutareis un rato.
La visita es muy rápida dado el tamaño de los elementos expuestos, por lo que
no os llevará mucho tiempo el recorrido.
Me temo que
este museo no es de los mas amenos a nuestro gusto, y creo que deberían
esforzarse un poco mas en hacerlo mas atractivo al publico.
Es cierto que
exhibe elementos de gran valor histórico, pero esta exposición cuenta con
varios handicap.
Esta expresión
se me ha quedado grabada desde que uno de mis jefes me la soltó y os cuento la
anécdota; Resulta que un nuevo jefe que aterrizo en mi antigua empresa, me
promocionó a comercial de calle, y como novato que era, me asignaron los
clientes desperdicio, o lo que es lo mismo, lo que nadie quería y los deshechos
del mercado.
Después de
unas semanas de visitas y de acostúmbrame a salir con la cara colorada de
estas, al reunirme con uno de los dueños y relatarle el estado lamentable de mi
cartera de clientes y describirle que
entre los que no pagaban, los que habían
salido tarifando con nosotros por que se la habíamos jugado, y otros porque
éramos nosotros los que les bebíamos dinero, mi resumen de la herencia recibida
fue constatar, certificar y legitimar que no compraban, y mejor que siguieran
así para beneficio e higiene financiera de su santa empresa. Evidentemente y
después de muchos comerciales algunos de ellos con muchos años de profesión, ya
le habían hecho llegar la misma conclusión, pero a mi me respondió:
.-“A lo mejor
ese es tu handicap”
.-“ Y A LO MEJOR
EL TUYO ES ENCONTARTE EL CEREBRO POR LAS MAÑANAS, CONSEGUIR QUE FUNCIONE Y DESPUES
LLAMAR A TU SANTA MADRE PARA QUE SE DUCHE”.
...Tenéis
razón, esto no se lo dije, pero lo pensé muchas semanas.
...No os he
dicho que a cada cliente le acompañaba una cifra de venta de esas de por
c..j..n..s que evidentemente no pude cumplir y no me pagaron objetivos.
¡En fin!...
Por cierto,
handicap (que por supuesto tuve que buscar la definición concreta por si el
susodicho jefe sabía lo que quería decir), significa dificultad a superar.
¡Al lío!.
Entre las pegas que podemos sacarle al museo, la principal es la de no permitirnos
la visita al interior de los vehículos salvo al vagón del TALGO y una maquina a
Vapor.
Es cierto que podrían
sufrir algún deterioro, pero con un servicio de mantenimiento apropiado, y las
restricciones de acceso a zonas peligrosas, ganarían muchos puntos en cuanto a
la afluencia de público, sobre todo el infantil que al final es el que decide,
en la familia, lo que hay que visitar.
Otro
inconveniente es el tamaño. La estación de Delicias inaugurada en 1880 no es
muy grande, o no por lo menos para albergar piezas tan grandes como son los
trenes.
Se nos hace
escasa y seguro que hay montones de maquinas y vagones que no podemos disfrutar
por no disponer de mas sitio físico.
Además echamos
en falta piezas mas antiguas, que aunque no sean originales, bien podrían disponerse
replicas que nos muestren los orígenes del ferrocarril.
Alguna
miniatura del funcionamiento de maquinas, calderas, etc. en movimiento constante,
nos harían comprender la complejidad y
‘milagro’ del vapor, o la electricidad.
Un tercer
reclamo que se nos antoja en falta es la del enfoque infantil. Demasiado serio
el museo, y reiterando lo que os decía sobre quien decide, hoy en día es
primordial que los niños encuentren ameno cualquier lugar que visitemos ya que
la mayoría de salidas las hacemos contando con los gustos de los príncipes de
la casa.
Es cierto que
la sala de maquetas, y las mismas maquetas que iremos viendo durante el
recorrido son espectaculares, pero no estaría de más utilizar los pequeños
trucos como los que encontramos en los museos de ciencias, donde tocar es lo
que enseña y a la vez engancha.
Nuestro
orgullo nacional, el AVE, tampoco tiene representación aquí, y aprovechando las
vías, nos hubiera gustado montar en alguno de los viejos vagones del metro que
durante tantos años nos han servido bien.
...Y aunque lo
de aparcar también nos supone un inconveniente, no sacaremos mas pegas ya que
la visita sigue mereciendo la pena y no queremos desanimaros.
...No obstante,
dejo la idea en el aire por si alguien quiere cogerla...
Si queréis que
la mañana resulte más interesante, visitad la pagina del museo, http://www.museodelferrocarril.org .
Os proporcionara una información valiosísima que no encontramos en la
exposición, y que creo que deberían mostrar aquí también.
Antes de
entrar en el museo, nos encontramos con esta maquina la aire libre, que nos da
la bienvenida al museo.
Entramos al
edificio y antes de pasar por taquilla, que encontrareis a la izquierda, y que además
es la tienda de recuerdos todos ellos relacionado con el ferrocarril, nos topamos
con este artilugio al que no hicimos ni caso, en un principio, y que luego os
cuento para que vale.
La exposición
podéis comenzarla por donde queráis ya que no esta definido un camino estricto
para avanzar por ella, pero si hay un orden de colocación de trenes que
distinguiréis enseguida.
- * Locomotoras de vapor en el anden de la derecha
-
* Locomotora eléctricas en la vía paralela a la derecha
del anden central
-
* Locomotoras y automotores diesel en la parte izquierda
del anden central
-
* Trenes y coches de viajeros en el andén de la
izquierda.
No os voy a
poner información especifica de lo expuesto, ya que es la única gracia que nos
concede el museo a parte de las pequeñas salas laterales que os iré mostrando.
Nosotros hemos
comenzado por las maquinas a vapor para seguir un orden mas o menos cronológico.
Una de las
pocas ‘glorias’ que nos dejan tocar.
No puedo
confirmaros si esta maquina es original en su totalidad o le falta algún
elemento.
Se nos antoja
muy sencilla, pero mola tocar válvulas y ruedas.
El recorrido
esta salpicado de elementos accesorios a la infraestructura ferroviaria y su logística
como esta bomba contra incendios.
Maquinas de
diversos tamaños. Desde las mas pequeñas...
...A los
mastodontes.
¿Cuánto carbón
consumiría esta locomotora?
En este andén
de la derecha podemos descubrir una sala en la que se muestran diferentes
relojes del mundo ferroviario.
Y veremos otra
habitación con varias maquetas espectaculares. Juegos de luces, vías, trenes en
movimiento automático y detalles que os sorprenderán.
Un autentico
juguete para padres, por que si lo tuvierais en casa, no dejabais acercarse a
lo nenos a menos de 50 m.
Por cierto, si
increíble es ver las maquetas, igual de increíble es ver al personal de
mantenimiento de las misma, ...y ahí lo dejo...
Salimos y
seguimos descubriendo mas trenes a escala con detalles que a veces superan a los
originales.
Un balancín
original nos demuestra que estos artilugios no eran solo patrimonio de los
dibujos animados o de las películas del oeste. Es España se denominaba
“Zorrilla”
Si salimos a
la calle por la puerta contraria a la de entrada, veremos un antiguo ‘coche
cama’ de pasajeros, convertido en cafetería totalmente adaptada y con un toque
retro, que invita a la confidencia y la intriga. Pero como
mis hijos la única intriga que tienen es si les voy a comprar chuches o no,
mejor volver con otro tipo de compañía.
¡Pedazo de
rueda!
Subimos por el
andén central y comenzamos a ver algunos vagones de pasajeros
Cambiamos de
época y llegamos a las maquinas diesel.
Otra vez las
pequeñas....
...Y las más
grandes
Todas estas
las he visto funcionando durante muchos años.
Vivía en
Leganes, al lado de la estación, y de pequeños nos entreteníamos viendo pasar
trenes. Sobre todo de mercancías, arrastrando decenas de vagones. A veces los
convoyes llevaban dos maquinas en cabecera y alguna mas detrás.
Lo mas
espectacular era ver los trenes con vehículos militares, ya que nuestras vías
comunicaban directamente con las de Cuatro Vientos y Campamento, y cientos de
tanques y vehículos artilleros pasaban por aquí camino de alguna maniobra.
Nos detenemos
en las grandes maquinas movidas por electricidad.
Maquinaria
analógica.
Quedaban
muchos años aún para que aparecieran sistemas digitales de control.
Tenia que ser
la caña manejar estos gigantes con palancas y válvulas sin el preciso control
de un ordenador.
¡Por cierto! Más
espartanas no pueden ser las cabinas.
Imagino que
los diseñadores pensarían que cuanto mas incomoda la cabina del maquinista,
menos opciones de que se durmiera durante el viaje.
O eso, o son
ganas de fastidiar al prójimo, porque el respaldo se me antoja un poco durillo.
Bueno... que si lo piensas bien... una espalda recta es lo mejor...
Los antiguos
cercanías que tantas veces me han llevado a Atocha para patear Madrid.
Los
interprovinciales...
Original
...Y maqueta
Llegamos al
TALGO y en el nos detenemos un buen rato. Este si nos dejan visitarlo por
dentro, y no es para menos puesto que durante muchos años fue la revolución y
el exponente de la tecnología nacional.
...Aprovecho
para mandar un recuerdo a mi amigo Juan Rosas Berlanga, ya que durante unas
vacaciones en las que me invito a su tierra, puede disfrutar del único viaje
que hice en TALGO. Reconozco que en un vagón algo más moderno, pero la carcasa
me parece que es la misma.
¡Como pasa el
tiempo...!
Y en tren mas
rápido...
Y ya en TALGO
no te cuento...
Pasamos a los
vagones de pasajeros.
A través de
cristales nos dejan intuir una época y una forma de viajar.
Nos hubiera
gustado sentirla, pero no puede ser...
Disponemos de
una habitación donde conoceremos diverso material utilizado en las vías,
edificios y demás infraestructuras.
Podremos comprobar cómo viajaban las distintas clases sociales, eufemismo que utilizo para evitar tener que reflejar la cruda realidad social que nos divide en ricos y pobres.
Últimamente se
ha querido instituir un ente indefinido denominado clase media que engloba a
todo aquel que por un lado no se muere de hambre y por otro nunca llegara a
dejar de ser esclavo… Remunerado, pero esclavo de esta implacable sociedad capitalista que como un remilino nos aboca al fondo por mucho que intentemos nadar para salir de el y…
¡Otra vez
estoy en los cerros de Úbeda!
Al lio…
...Y un último
vagón de madera con esa especie de balconada que tanto plano ha chupado en las
películas, pero que en realidad, creo, estaba prohibido utilizarlo con el tren
en marcha.
Salimos a
visitar el enclavamiento de Algodor, una pieza clave en el control de vías y
accesos para las redes viarias con mucho tráfico.
Este
concretamente proviene de Algodor (pertenece a Aranjuez) y estuvo operativo
durante 70 años hasta que fue sustituido por uno electrónico. Su historia es
muy interesante y en la web del museo la explican mejor que yo.
Desde aquí
vemos la parte posterior de la estación, el vagón convertido en la cafetería
que os comentaba y otra máquina auxiliar de mantenimiento.
Antes de existir los pasos de vía subterráneos, se cruzaba por estas pasarelas de traviesas de madera.
También disponemos de una sala de proyecciones que nos muestran diversos documentales de la historia ferroviaria española.
Pero se nos
está haciendo tarde, y tengo que renovar el papelito de la zona azul, así que
vamos pensando en marcharnos. La visita da para el tiempo que os queráis
entretener, pero a nosotros se nos hace corta. Tal vez habiéndola programado
con antelación consultando fechas en la WEB o viniendo sábado en la que podréis
montar a los nanos en los trenes de jardín (si no sabéis lo que son, buscadlo
que os parecerá interesante.), nos habríamos divertido mas.
No quiero dar a entender que sea una visita aburrida, al contrario, es agradable, amena y didactica, pero han de darle mas contenido
si quieren que sea un museo de referencia.
Nos vamos a
casa y como lo prometido es deuda, os cuento que la maquina que nos recibe en
la entrada es una acuñadora de recuerdos. Por un euro, os convierte una moneda
de 5 Cts. en esto:
Nos vemos,
Besos