En
este caso nos venimos hasta Alquezar, un precioso pueblo escondido en medio de
una comarca de vinos llamada Somontano de Barbastro.
Si
la comparamos con la zona de Huesca en donde hemos pasado las vacaciones,
concretamente en el pre-pirineo, os comentaré sin animo de critica, aunque es
seguro que mas de una sensibilidad (que expresión tan entupida) se verá herida
por mis palabras, que es una zona de monte bajo y cerros, no tan agraciada como
la Huesca pirenaica, pero con su propio encanto, que no hemos podido disfrutar
por cuestiones económico-temporales.
Resulta
chocante encontrarte con este pueblo. Rodeado de mesetas y llanos de tierras
tristes y sufridas...
Y por triste
me refiero a esos paisajes donde apareces de pronto y te embarga un sentimiento
de dureza, de gente que resiste, y de tiempos olvidados.
Para llegar
aquí atravesamos varios pueblos de los que no daré nombres, pero que tienen ese
aspecto de que poca juventud aspira a seguir tradiciones y a perdurar memorias.
No son parajes de turista salvo por descuido, ni patrias de fiesta nacional.
Mas bien son hogares de trabajo duro, sudor y pena callada. Familias de
tradición y respeto orgulloso del que solo se aprende con la resignación de
saber que la gloria humana y divina mira siempre a otro lado.
Se que me
estoy pasando, pero es que se asemejan a las tierras palentinas de mi madre y me
temo que la historia, ni les ha hecho justicia, ni les ha sonreído la fortuna...
...Pero como
de lo que se trata es de comentar la ruta en si, voy con ella, y espero volver
a visitar esta zona para comprobar que me equivoco y que mis sensaciones son
desafortunadas.
Como os decía,
Alquezar es un pueblo que aparece de pronto, como desubicado, y te traslada a
otra época y a otro lugar.
...Pero no os
dejéis engañar, Alquezar es de sobra conocido y han sabido explotar como pocos
su encanto y su estratégico y privilegiado rincón, en los cañones del rio Vero.
Aquí el turismo no es accidental.
Para los que
solo teníamos referencia de oído, sorprende las extensas zonas de aparcamiento
habilitadas para vehículos y autocares, que nos van dando pistas de que somos
unos analfabetos, en cuanto a patrimonio geográfico nacional se refiere. (En lo
referente a conocimientos y sabiduría también, pero eso no pienso confesarlo)
Si llegáis
temprano, bajad hasta la entrada del pueblo, donde disponéis de mucho sitio, (al
pueblo, pueblo, no se puede acceder si no eres residente), pero según avance la
mañana, os tocara aparcar en las explanadas de las afueras, y eso os supondrá un paseo extra
que en verano proporciona un plus de bronceado... Vamos, que os caerá una
solanera mortal, de esas de recomendación de hidratarse y evitar las horas de
mayor incidencia de sol. Algunos días, alquilan camellos (de jorobas, no de trafico
de estupefacientes) para acercar a los turistas a sus coches. En ese pack se
incluye una estampita de San Judas (No de San Cristobal, no. De San Judas que
es abogado de los imposibles), también un pañuelo moquero anudado en las
puntas, y unas sandalias de cuero con calcetines color amarillo pastel que impiden
que te identifiquen en caso de no lograr tu objetivo de llegar al coche, y
permiten dar tiempo a tu familia para que huya evitando dejarles en ridículo
por no haber sido previsor y madrugar un poco.
Nosotros llegamos sobre las 10 de la mañana y conseguimos buenos sitios por si os vale de referencia.
Ya de por si, pasear Alquezar, merece la pena y te despista de tu objetivo si solo vienes por la ruta de las pasarelas. De hecho, por algo, esta villa se distingue como conjunto histórico artístico.
En el centro de esta foto, al fondo se aprecia el castillo Al-Qasar que da nombre a la localidad. Hoy es la colegiata de Santa Mª la Mayor.
Desde los
aparcamientos, bajad hasta la calle principal, donde encontrareis la oficina de
turismo, y en ella, una señorita muy amable que os informara con detalle y con
experiencia, de las virtudes de ”la su tierra”.
Seguimos de
frente y llegamos al frontón / plaza; desde aquí intentaré conduciros hasta el inicio de nuestra senda, pero
aprovecho y os voy dejando imágenes que os van a permitir deleitaros con su
aspecto medieval.
La iglesia de
San Miguel Arcángel, que dejamos a nuestra derecha. No os paréis a verla ahora,
ya que la vuelta desemboca justo en su puerta.
Nos vamos buscando este arco, que aunque aquí os muestro ya sobrepasado, es inconfundible.
De la ventana no salió Doña Ines, aunque no es de extrañar ya que ninguno de nosotros se parece a Don Juan.
¡Quita!... A
lo mejor es Julieta la que habita en esta morada y teníamos que haber imitado a
Romeo. ...¡Si es que siempre pienso tarde!
Pasaremos por la calle tunelada...
Pasaremos por la calle tunelada...
...Para
continuar callejeando y apreciando la arquitectura que asoma a nuestro paso y
que revela el cuidado y decoro que predomina en el urbanismo y aseo de la
localidad.
El camino sigue por la cuesta abajo, osease, a nuestra espalda, pero es que la foto esta donde esta y no cuesta tanto darse la vuelta para echarle un vistazo... ¡Amos, digo yo...!
El caso es que antes de llegar a la pared del fondo, giramos a la izquierda y pasamos por esta calleja donde hay una panadería bollería que huele de maravilla.
Lastima que
todo tenga gluten.
Justo donde
estoy, girando a la derecha, es donde esta la calleja de la Tahona
Como no hay mas remedio que girar a la derecha tras el disfrute del aroma de las harinas preparadas, pasaremos a una nueva vía en la que destaca este pasadizo. ¡No lo atraveséis! La foto es solo referencia destacada. Seguimos hacia abajo, hasta que encontramos el callejón mas escondido de todo el pueblo y que nos lleva al comienzo de nuestro propósito – excursión – andanza..
El poste del
fondo nos avisa / tranquiliza de que hemos comenzado con buen pie y hemos
alcanzado con éxito la primera etapa de esta correría que nos hemos propuesto
para hoy.
Y antes de
empezar os comento algún dato sobre esta ruta, que como siempre os digo, y al
no superar los 5 Km.
de longitud, la podremos en el apartado de paseos, pero que de paseo tiene
poco.
...Y es que,
aunque es corta, tiene varios tramos algo exigentes.
Si contamos
desde el aparcamiento, y deberéis contarlo ya que no hay otra forma de llegar a
no ser que sepáis volar con las orejas o busquéis al señor que alquila los
camellos en verano (a lo mejor un sinónimo dispensador de estupefacientes os
puede llevar a borriquito), el recorrido tiene una longitud de unos 3,5 Km..
La duración estimada es de 1H: 30’, pero este horario dependerá, tanto del paso que llevéis, de lo que os entretengáis por el camino y sobre todo del personal que componga la expedición.
Tiene algunos tramos delicados si el ambiente es húmedo, ha llovido o helado...
Otros tramos
os harán caer en la tentación, cuestionándoos toda vuestra doctrina senderista
y pecar faltando a vuestro compromiso con el horario previsto
Valorad esta última particularidad, ya que a los abuelos se les hizo eterno. Luego os daré mas detalles.
Con todo y con
eso (otra expresión que me sorprende por lo redundante, ya que si es con
todo, por defecto también será con eso. En fin...), esta ruta es
otra mítica que un senderista dominguero como nosotros debe hacer, así que
apuntadla en próximas citas.
Nos quedábamos en el callejón que nos sacaba de la parte urbana y nos adentraba en la zona silvestre.
Un suelo
empedrado o adoquinado, que para el caso
es lo mismo, ya nos hace sospechar que pocas alternativas tendremos para
deambular por el final del cañón del rio Vero.
Creo que este será el único punto en el que podríamos despistarnos de tomar el camino correcto, pero para eso han puesto este magnifico cartel.
Esta al final
del adoquinado y las opciones son izquierda o derecha.
...Y ya que se
han molestado en indicarnos que a la derecha están las pasarelas, como que...
casi mejor... nos vanos a la derecha.
La
peculiar situación y contexto de este cañón, ha creado un microclima con
apariencia selvática. En algún momento tendremos la sensación de estar siendo
vigilados por sanguinolentos ojos de bestias feroces, tales como ratoncillos,
musarañas o algún que otro anfibio tipo salamandra o sapo común.
En alguna zona, los pasos naturales deben ser acometidos con ciertas precauciones. En Agosto, el terreno esta mas o menos seco, pero aún así la piedra es muy resbaladiza. Imagino que el resto del año, a horas tempranas, todo esto debe estar bastante húmedo por lo que el riesgo de resbalón debe multiplicarse.
No se si lo apreciáis en la foto, pero el suelo de las pasarelas esta cubierto por una red metálica. Esto debe, a parte de afianzar la pisada librando mas de un resbalón, servir de antiadherente en caso de nieve o hielo. Una buena idea para evitar accidentes.
Solo nos falta el machete y una mona encima del hombro para dar sensación de turistas perdidos en África.
Accesos a la ciudad Maya de Tul-y-pan, de donde procede la margarina.
Bueno
no... es una broma. Es que hay gente que no lo pilla, y a ver si van a venir
luego reclamando...
Lo cierto es que esta andanza de hoy nos esta descubriendo un rincón realmente insólito para esta zona de Huesca.
Lo cierto es que esta andanza de hoy nos esta descubriendo un rincón realmente insólito para esta zona de Huesca.
La
vegetación que descubrimos tan pródiga, el ambiente salvaje, y en si, el
ecosistema que se ha creado en este paraje, te procuran unas sensaciones que
hacen que te sientas realmente transportado a escenarios de junglas vietnamitas
o amazónicas.
Lastima que
sea relativamente corto, ya que una vez lleguemos al remanso de la cueva,
cambiamos de ambiente, y debemos volver a nuestro bosque mediterráneo.
Por
ahora llevamos un buen paso, con bastante compañía, y muy divertido.
El
calor comienza a apretar a las 11:30H, y aunque amaneció nublado mucho nos
tememos que, cuando lleguemos a la zona mas dura, despejara del todo.
Cruzamos
los dedos, pero según avance el día, descubriremos que este método no vale
absolutamente para nada.
Si
alguno de vosotros es aficionado a retorcerse los dedos en busca de un milagro,
o de que la suerte provea de los recursos necesarios que vuestra falta de
esfuerzo o previsión no ha sido capaz de conseguir, encomendaos a Santa
Bárbara, de la que solo se acuerda uno cuando truena.
Nuestro
camino continúa por la derecha, pero ya que estamos aquí, sería un sacrilegio
no pasar a visitar la cueva de Picamartillos.
Mas
vistosa que otra cosa, no tiene apenas profundidad y salvo algún pajarillo que
anida en su interior, no cuenta con mayor atractivo. Realmente la cueva es la
erosión que el meandro del rio ha ido excavando en la roca.
Lo que si os
recomiendo es hacer un alto para desayunar, mojaros los pies, y descansar un
rato antes de seguir... Eso... si es verano, porque en invierno... mojarse los
pies... no acabo de verlo yo muy claro... no...
Desde
la cueva tenemos una vista mas amplia del tramo que nos toca recorrer después,
y parece que la cosa se anima y apunta maneras.
Hemos dejado
la selva por las alturas, y si sufrís de vértigo, tranquilos. Las pasarelas
colgadas son muy seguras, pero el suelo es de rejilla, por lo que en todo momento
veréis la altura que os separa del suelo (o del agua, o como queráis decirlo),
lo que os dará una idea de que matarse en muy difícil. A lo mejor troncharse un
hueso... ¡Bufff...! no digo yo que no, pero la muerte no.
Volvamos a la cueva...
Un montaje un
poco cutre, pero esta es mas o menos la visión desde dentro.
Principios de Agosto. Temperatura elevada, y el agua fresca, fresca. En esta parte, no hay profundidad para bañarse, pero hasta el muslo podréis refrescaros. Si os parece mejor tumbaros tipo bañera, también se puede. Pero casi mejor esperad, ya que mas adelante hay una zona para estos menesteres que os aportara mas dicha de la que podéis tener aquí, si es para humedeceros para lo que habéis venido.
En este recodo
del rio, nosotros aprovechamos para almorzar unos bocatas de factura casera. Es
probablemente el comienzo de la parte mas seductora en cuanto al puntillo de
aventura que nos ofrece el recorrido. Desde este momento, y hasta la central
hidroeléctrica, las pasarelas son mas espectaculares. Acompañaremos el
discurrir del rio Vero, lo que le nos brinda un cambio radical del escenario
que hemos disfrutado hasta este momento.
El
abuelo ya se ha encaramado a la primera pasarela elevada, y para allá nos vamos
los demás.
Vista
del último tramo de pasarelas que hemos pisado.
Como veis, las paredes del cañón también se suavizan y ya, al fondo, desaparecen los cortados transformándose en una cauce de formas mas suaves.
Foto distendida con los ‘cuñaos’ antes de descubrir que lo que nos quedaba no era exactamente un apoteósico final.
Comienza la cuesta final que...
Y seguirá así hasta la entrada en el pueblo que desembocara en la iglesia de san Miguel que os mostraba la principio.
Aquí
se nos termino el agua, y las ganas de juerga.
Los que peor
lo pasaron fueron los abuelos, y os recomiendo que si planeáis venir aquí,
tengáis muy en cuenta este ultimo tramo. Es fácil por el terreno y por lo
señalizado, pero tremendamente duro si no tienes costumbre de andar o si te
aqueja algún problema físico, en el incluyo la edad por el tema de la movilidad
u os afecta el calor por problemas de deshidratación (en verano evidentemente).
No sé si
llegara al Km, pero cuando lo estas andando te parece que tardas mas que todo
lo que llevas acumulado. Hicimos unas cuantas paradas, y evidenciamos que las
horas centrales del día no son la mejor opción para querer terminar el viaje
con prisas.
Además, el
individuo que alquila los camellos, solo hace la linea circular plaza del
pueblo – parking de las afueras, y no se allega a la ruta ya que al parecer es
zona rural y solo tiene permiso municipal para transito urbano.
...Y aunque
tuvimos alguna que otra discrepancia en cuanto la idoneidad de haber elegido
esta ruta como opción de visita para este verano, por lo heterogéneo del grupo,
personalmente y como resumen os diré que merece la pena venir, pero con mas
tiempo para disfrutar tanto de la ruta como del pueblo.
La diferencia
de ambientes en tan reducido espacio, la disposición del recorrido y lo bien
adecuado que esta, la posibilidad del baño, lo divertido del paseo, y el
peculiar microclima, hacen de este recorrido una opción mas que apetecible...
Bueno..., yo diría que casi obligada, si andáis por la zona, y si no estáis por
aquí, haced el esfuerzo porque de verdad que es uno de esos lugares
emblemáticos que os dejaran satisfechos.
De aquí
partimos a disfrutar de una comida decente en Morillo de Tou, pero por un
inconveniente sobre las reservas, ajena a nosotros, no pudimos hacerlo y
acabamos comiendo en Casa Sofía en Escalona, donde os recomiendo que probéis,
ya que salimos ganando.
No tengo mas
que contaros, salvo que, no hay ningún señor que alquile camellos en
verano, así que sed previsores con la
hora de llegada.